A veces la vida nos enfrenta a situaciones que no queremos vivir, la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, problemas económicos, “cosas de la vida” que no podemos controlar.
Estas circunstancias pueden llevarnos al límite y hacernos dudar si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar. Es en este punto donde tenemos que tomar una decisión: Darnos por vencidos y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos.
Justamente eso es la resiliencia, la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones difíciles, aprender, superar y mejorar (seguir desarrollando nuestro potencial).
¿Cómo Aumentar la Resiliencia?
En primer lugar, es importante entender que la resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, las personas resilientes no nacen, se hacen (en el mismo momento que deciden luchar por lo que desean sin rendirse ante las dificultades).
Pero, ¿cómo tener esas ganas inagotables de seguir luchando cuando los resultados son adversos? Aquí está la solución:
Cultivar una mentalidad positiva: Trata de ver los desafíos como oportunidades para crecer y aprender en lugar de verlos como obstáculos que te dificultan el camino. Pregunta que debes hacerte: “¿Qué puedo aprender de la situación que me toca vivir?”
Establecer metas alcanzables: Sueños grandes, metas pequeñas. Cada desafío que debemos enfrentar tiene diferentes pruebas a superar, no puedes hacerlo todo junto, por eso lo mejor es ir “Pasito a pasito, Siempre y para Siempre”. Recuerda que superar obstáculos es un aprendizaje y debes darte tiempo (y paciencia) para aprender.
Practicar la autoempatía / autocompasión: Cuidarnos a nosotros mismos, en todas las maneras posibles, es una obligación y entender que no somos perfectos, ni super poderosos, nos permitirá sentirnos protegidos ante nuestra propia crítica. Tomar control de nuestra conversación interior y evitar agredirnos por los malos resultados es la mejor forma de cuidar nuestra propia motivación.
Aprender del pasado: Reflexiona sobre cómo has superado desafíos en el pasado y qué estrategias te han funcionado. Utiliza ese conocimiento para enfrentar los desafíos futuros con mayor confianza.
Cuidar tu bienestar físico y emocional: Mantén hábitos saludables, como dormir lo suficiente, hacer ejercicio regularmente y practicar técnicas de relajación como la meditación o la respiración profunda para ayudar a manejar el estrés.
Fomentar relaciones de apoyo: Cultiva relaciones positivas y de apoyo con amigos, familiares o colegas en quienes puedas confiar y que puedan brindarte el apoyo emocional necesario durante momentos difíciles.
Desarrollar habilidades de resolución de problemas: Aprende a identificar soluciones alternativas y a tomar decisiones efectivas cuando te enfrentes a desafíos. Esto puede ayudarte a sentirte más capacitado para manejar situaciones estresantes.
Aprender de las experiencias pasadas: Reflexiona sobre cómo has superado desafíos en el pasado y qué estrategias te han funcionado. Utiliza ese conocimiento para enfrentar los desafíos futuros con mayor confianza.
Buscar ayuda profesional si es necesario: Si sientes que estás luchando para manejar el estrés o la adversidad por tu cuenta, considera buscar el apoyo de un terapeuta o consejero que pueda ayudarte a desarrollar estrategias específicas para fortalecer tu resiliencia.
Recuerda que la resiliencia no se desarrolla de la noche a la mañana, sino que es un proceso continuo que requiere práctica y paciencia. Si quieres aumentar tu nivel de resiliencia, llegó la hora de hacer algo por ti y para ti.
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