La sensibilidad al gluten no celíaca, también llamada de modo más breve sensibilidad al gluten, es una intolerancia digestiva a esta proteína presente en algunos cereales como trigo, cebada, avena y centeno.
El gluten es una mezcla de dos proteínas que se llaman glutenina y gliadina, y que son las que confieren a las masas su capacidad elástica. Por este motivo es tan difícil conseguir panes elaborados con harinas sin gluten con características similares a los elaborados con harinas con gluten.
En personas sensibles al gluten no celíacas, la ingesta de gluten produce sintomatología siempre y, además, se inicia de forma bastante rápida una vez consumido el alimento.
Sin embargo, en el caso de la "intolerancia al gluten" la sintomatología es mucho más leve, es por esto que a veces es difícil su detección.
Cada persona tiene un umbral de tolerancia diferente que puede fluctuar en el tiempo (puedes no haber tenido problemas 10 años atrás y hoy desarrollarla). La sintomatología más frecuente está marcada por la mala absorción a nivel intestinal y consta de dolor y distensión abdominal, flatulencias, diarrea, estreñimiento, náuseas, vómitos, ardor y sensación de quemazón, cansancio, malestar general, etcétera.
Si las diarreas son abundantes, frecuentes y mantenidas en el tiempo, se pueden dar casos de deshidratación o déficit de algunos nutrientes por los procesos de mala digestión y absorción.
Diagnóstico diferencial de la sensibilidad al gluten
Los trastornos de salud relacionados con el gluten son todos aquellos que convergen en esta proteína, pero son entidades diferentes, entre ellos se encuentran la enfermedad celíaca, la alergia al gluten y la sensibilidad al gluten no celíaca.
En el caso del diagnóstico de celiaquía se necesita que esté presente el gen de la celiaquía, que es un diagnóstico genético, y también que haya anticuerpos positivos en el organismo. Estos dos marcadores son indispensables; si uno de los dos no está presente, ya no se puede diagnosticar enfermedad celíaca.
La alergia al gluten, como cualquier otra alergia alimentaria, funciona con mediadores inmunológicos y es otro trastorno diferente. Con respecto a la sensibilidad al gluten no celíaca es aquella patología que no es celiaquía ni alergia al gluten, sino que es una intolerancia digestiva a esta proteína que provoca alteraciones digestivas.
Actualmente no existe un marcador específico para el diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca, y se diagnostica habitualmente por eliminación. Si el paciente no padece enfermedad celíaca, ni alergia al gluten, y se comprueba que la ingesta de esta proteína produce sintomatología siempre y de manera relativamente inmediata, se interpreta que padece sensibilidad al gluten no celíaca.
Consejos nutricionales para la sensibilidad al gluten no celíaca
El tratamiento efectivo para combatir los síntomas de la sensibilidad al gluten es reducir o eliminar, según el nivel de tolerancia, el gluten de la dieta. No consiste únicamente en restringir los cereales con contenido en gluten como trigo, cebada, avena, centeno, y los alimentos elaborados con ellos, que son muchos y variados, como el pan, la pasta, los productos de pastelería, los rebozados, los empanados, etcétera, sino vigilar también aquellos en los que el gluten se añade como ingrediente: alimentos precocinados, salsas, aderezos para ensaladas, embutidos, etc.
Hay que tener especial cuidado a la hora de ir a la farmacia, pues el gluten también se puede encontrar en medicamentos, por lo que hay que controlar los ingredientes de los fármacos, especialmente de aquellos que se toman de manera habitual. Si tu médico conoce esta sensibilidad optará por opciones sin gluten, aunque no está de más mirar la composición de cada pastilla.
La sensibilidad al gluten no es tan compleja de llevar como la enfermedad celíaca, la razón es porque el organismo de las personas con sensibilidad al gluten no celiaca admite pequeñas cantidades de gluten. Además, hay que tener en cuenta que los síntomas y las secuelas que se producen al ingerir este tipo de componente no son tan graves.
En estos momentos, el hecho de comer dieta sin gluten está muy de moda. Parece que, de repente, muchas personas han descubierto su intolerancia, pero esto no quiere decir que todas aquellas personas que lo practiquen sean realmente celíacas o sensibles. Por ello, es recomendable comprobar la intolerancia real al gluten con la aparición de la sintomatología claramente relacionada con el consumo.
Consejos para pacientes con sensibilidad al gluten no celíaca
Hoy en día, cada vez hay más productos libres de gluten en el mercado, y la amplitud de la oferta ha mejorado notablemente la variedad del consumo de alimentos, especialmente en cuanto a cereales se refiere. Sin embargo, existen unas pautas básicas que ayudarán a las personas con sensibilidad a llevar mejor su dieta diaria.
Cuanto más sencilla sea la preparación y elaboración de un plato menor es el riesgo de que contenga gluten. Al ir complicando las recetas, aumenta también la posibilidad de que entre sus ingredientes haya alguno asociado a esta intolerancia.
Asimismo, alimentos que son libres de gluten por naturaleza se pueden contaminar con el gluten contenido en otros productos, si no hay unas medidas de higiene muy estrictas. Por ello, en el caso de que haya personas con una sensibilidad al gluten muy marcada puede ser necesario el uso exclusivo de vajilla, cubertería, cazuelas, tabla de cortar, paños de cocina, etcétera.
Ante la duda de si un producto tiene gluten o no, es mejor abstenerse de su consumo.
Es recomendable acostumbrarse a leer el etiquetado de los alimentos con atención, y hacerlo de manera periódica, aunque se trate del mismo producto, ya que ha podido cambiar su composición.
Y tal vez la clave más importante el gluten NO ENGORDA. Si tu idea es que por culpa del gluten engordaste o si una dieta sin gluten ayuda a adelgazar la respuesta es NO. El gluten no tiene nada que ver con tus kilos de más, lo que sí puede estar relacionado es que justamente los alimentos ricos en gluten y una alimentación rica en gluten, significa que estás ingiriendo muchos alimentos hechos a base de harinas y ahí sí tienes el motivo de tu exceso de peso.
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